lunes, 3 de marzo de 2008

LECTURAS BÍBLICAS. Ciclo A liturgia completa. 03 de Marzo. Lunes 4ª semana de Cuaresma. Isaías 65,17-21. Salmo responso: 29. Evangelio: Juan 4,43-54.

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo

según San Juan

Capítulo 4 versículos 43 al 54

Pasados los dos días en Samaria, partió de allí para Galilea. Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria. Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis». Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo». Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive». Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. Él les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre». El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.

Fuente: www.servicioskoinonia Y www.catholicnet

COMENTARIO BÍBLICO GENERAL. Autor: P . Clemente González

“Regreso a Galilea”

Si queremos que de verdad Dios nos cure, debemos acercarnos confiadamente.

La marcha de Jesús hacia la muerte y la resurrección está sembrada de hechos en que comunica a todos: salud, vida, alegría. Dios desea que esta próxima Pascua nos renovemos; “el que está en Cristo es una nueva creación. Ha pasado lo viejo, todo es nuevo (2 Cor 5, 17). Jesús nos quiere devolver la salud, como al hijo del funcionario real, y quiere liberar, perdonando todas nuestras faltas. Con fe, acerquémonos a Dios. Él nos llene de su gracia; y digamos en la Eucaristía: “Señor, no soy digno que entres a mi casa, pero sé que basta una palabra tuya para sanarme”.

Fuente: www.catholicnet

No hay comentarios: