lunes, 9 de junio de 2008


LECTURAS BÍBLICAS. Ciclo A. Liturgia completa. 9 de junio. Lunes 10ª semana de tiempo ordinario. Año par 1Reyes 17, 1-6. Salmo responsorial: 120. (Año impar: 2Corintios 1,1-7. Salmo responsorial: 33. ) Evangelio: Mateo 5, 1-12.
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. Capítulo 5 versículos 1 al 12.
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: “Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos ustedes cuando los insulten y los persigan y los calumnien de cualquier modo por mi causa. Estén alegres y contentos, porque su recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes”.
(Fuente: Sagrada Escritura; http://servicioskoinonia.org/ y http://www.paulinas.org.co/misal_junio08/junio_09.htm)


COMENTARIO BÍBLICO GENERAL. Autor: P. Juan Pablo Menéndez Fuente: Catholic.net
“Las bienaventuranzas”. Vivir estos mensajes en la sencillez y cotidianidad de nuestra vida profesional y familiar. El pueblo de Israel, venía buscando liberación política, y topan con un Mesías que les propone el camino de la abnegación, de la humildad, de la pobreza... todo esto basado en una recompensa grande en el Reino de los Cielos. El sermón de la montaña es la paradoja de la fe: bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Si por un día todos los hombres fuéramos pobres de espíritu, podríamos traer el cielo a la tierra. Dejemos a Dios la posibilidad de iluminar al mundo con la luz que emane de nuestras vidas.
(Fuente: http://es.catholic.net/aprendeaorar/103/478/articulo.php?id=10406)













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