lunes, 7 de julio de 2008

EVANGELIZACIÓN VIRTUAL CATÓLICA
LECTURAS BÍBLICAS. Ciclo A. Liturgia completa. 6 de julio. Domingo 14ª semana de tiempo ordinario. Año par e impar: Zacarías 9,9-10; Salmo responsorial: 144; Romanos 8,9.11-13.) Evangelio: Mateo 11,25-30.
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. Capítulo 11 versículos 25 al 30.
En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
(Fuente: Sagrada Escritura, http://www.servicioskoinonia.org/y http://www.es.catholic.net/).
COMENTARIO BÍBLICO GENERAL. Autor: P. Sergio A. Cordova | Fuente: Catholic.net
“¿Padeces estres o depresión?
Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y Yo los aliviaré. ¡Es tan intenso y acelerado el ritmo del hombre de hoy que a veces no se reserva tiempo ni para para comer, o convivir con la propia familia!; no es de extrañar que andemos sin paz ni serenidad interior. Sólo Cristo puede curarnos. El psicólogo Carl Jung dice en un libro suyo que todos sus pacientes sufrían por “falta de humildad”. ¡Cuántas veces la causa de nuestros desalientos somos nosotros mismos! Cristo hoy nos invita a aceptar nuestra flaqueza; a reconocer nuestros propios límites. Cristo nos dijo que “si no nos hacemos como niños, no entraremos en el Reino de los cielos”
(Fuente: http://es.catholic.net/aprendeaorar/103/478/articulo.php?id=6559)





SANTO DEL DÍA. Autor: Archidiócesis de Madrid
Julio 6. 4 santos: 1 Camila Gentili, Santa, Mártir; 2 María Goretti, Santa; 3 Godelvia, Santa, y 4 de quien nos referiremos es:
Nazaria Ignacia, Beata.
Nació en Madrid, España en el año 1889. Su familia emigra a México donde conoció a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, e ingresando en ellas, se inmola toda por seguir mejor a Cristo. Fue enviada a Oruro, Bolivia. Allí, el Señor le pidió la fundación de un instituto misionero que lanzara a la mujer al trabajo apostólico en fidelidad a la Iglesia. Falleció en Buenos Aires, Argentina en el año 1943.
(Fuente: http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=352).





ORACIÓN.
Reconocimiento de la debilidad. Por Miguel de Unamuno.
“Agranda la puerta, Padre/ porque no puedo pasar;/ la hiciste para niños,/ y yo he crecido a mi pesar./ Si no me la agrandas,/ achícame a mí, por piedad;/ vuélveme a la edad bendita/ en la que vivir es soñar./ Gracias, Padre, que ya siento/ que se va mi pubertad;/ vuelvo a los años rosados/ en los que era niño, y nada más”.
(Fuente: http://es.catholic.net/aprendeaorar/103/478/articulo.php?id=6559)



BENDICIÓN.
El Benedictus.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas; es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian, ha realizado así la misercordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de nuestros enemigos le sirvamos con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días, y a Ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque iras delante del Señor a preparar sus caminos; anunciando a su pueblo la salvación, el perdon de los pecados; por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitá el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria la Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el Princpio ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
R. Amén.
(Fuente:Liturgia de las horas católica)

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